domingo, 10 de febrero de 2013

Plato y tenedor

Tenía una obsesión, no podía parar de golpear cosas. Sus padres no le dejaron tocar al batería y ese fue su mal. Desde pequeño había mostrado ciertas aptitudes hacia la música, tenía un oído esplendido. Pero sus padres eran pobres, habían ido a vivir a la ciudad en busca de un trabajo que les diera para comer. Para ellos músico no era una profesión, querían que su hijo aprendiera un oficio digno y enriqueciera. Y así las puertas del éxito le fueron cerradas y también el amor a la música.
Sin duda el psiquiatra que le trataba sabía esto, peor ¿qué podían hacer ahora?. El pobre loco cogía los tenedores del comedores y los golpeaba contra todo, camas, tuberías  mesas... Habían intentado enseñarle a tocar un instrumento, pero tenía un odio extraño hacia la música. Posiblemente no hubiera solución, viviría en ese estado golpeando cuanto hiciera ruido en busca de ese amor primitivo...