Era una bestia inmunda. Todos le veían y querían matarlo. "¡Fuera de la aldea!¡Matará a nuestros hijos!". Nadie pensaba que aquella bestia tenía sentimientos, a nadie se le ocurrió pensar, que fueron ellos quienes le enseñaron a matar, que fueron ellos quien la verle horrendo le empezaron a atacar. Sin duda, el monstruo era el culpable, pues era el que atacaba, pero cada vez que lo hacía, pasaba días arrepintiéndose...
Pero un día, la bestia sufrió una metamorfosis, se convirtió en algo maravilloso, la gente del pueblo quizá seguiría pensando que era la misma bestia, por ello decidió irse, allá donde nadie le conociera. Allá, donde alguien apreciase lo que es... La bestia, volvió a nacer.
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