Un sonido amortiguado se oía a lo lejos. De aquella habitación venia el ruido de un violín tocando la novena de Bethoven. Abrí la puerta, la imagen que vi nunca podre olvidarla, tanta sangre, tanta tortura, caras de dolor... Y Él impasible ante tanto dolor, proseguía con su obra, todo, por amor...
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